LOS QUE NO SABIAN LA HISTORIA DE
COLGATE
William Colgate, la fe en Dios lo llevó a crear “Colgate”: William Colgate fue un empresario inglés que nació el 25 de enero de 1783 en la localidad de Hollingbourn, en Kent, Reino Unido. Hijo de Robert Colgate y Sarah Bowles.
Siendo muy joven, emigró a Nueva
York, pues se vio obligado a abandonar su hogar, ya que sus padres no podían
sostenerlo, debido a la gran escasez económica en la que vivían, con tan sólo
16 años de edad, se ganaba la vida recorriendo las calles vendiendo jabones con
una caja de madera colgada al cuello.
Con sus ventas, ayudaba a su mamá
quien ya había enviudado, además de colaborar para la educación de su
hermanita, siendo él un joven de campo, se encontró con lo duro de conseguir
trabajo en la gran ciudad, sin embargo, su fe en Dios lo ayudó a continuar en
la búsqueda por superarse y prosperar.
Un día para protegerse de la lluvia,
se refugió en una iglesia y escuchó cuando el predicador narraba la historia de
Jacob:
“E hizo Jacob voto, diciendo: Si
fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para
comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová
será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de
todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti. Génesis 28:20-22”
William, al escuchar esto, al salir
se arrodilló con su cajita de jabón y oró diciendo:
“¡Oh Dios!, Si me sacas de esta
pobreza en que me encuentro, te prometo que durante toda mi vida daré para ti
la décima parte de todo lo que gane”.
Durante la noche tuvo un sueño, en el
cual escuchó una voz que le decía: “Aprende a fabricar jabones”. Tuvo fe y
obedeció, ya que al día siguiente consiguió un empleo en una fábrica de
almidón, jabones y velas. Llegó como mensajero, pero, por su buena conducta, fue
ascendiendo hasta que aprendió a fabricar jabones.
Pronto, llegó a ser socio en el
negocio del jabón; pero pocos años más tarde, se convirtió en el único
propietario debido al fallecimiento de su socio. El negocio creció
prósperamente, gracias a su esfuerzo y por supuesto, porque él continuó
honrando a Dios con sus diezmos.
Para 1806 William Colgate descubrió
la fórmula de la crema dental e introdujo los tubos de pasta de dientes, que
hasta esa fecha, se comercializaban en polvo o en tarro. Por la calidad de sus
productos, ya se encontraba produciendo una línea de jabones para el lavado de
ropa.
Su fidelidad y dedicación a Dios le
hizo prosperar y triunfar como empresario, ya que después de comenzar con el
10% de su diezmo, continuó con el 20%, el 30%, el 40%, el 50%, así, hasta
llegar a dar el 90% de todas sus ganancias. Sus ventas aumentaron rápidamente
con el paso del tiempo, por lo que su jabón comenzó a ser una marca reconocida
en muchos hogares a través del mundo.
Colgate fue considerado el hombre más
rico, sobreviviendo con apenas el 10% de sus ganancias. Fue alguien que apoyó a
hombres de Dios para que se pudiera llevar el mensaje de salvación a muchas
naciones.
La Universidad Colgate lleva su
apellido en reconocimiento a su labor como benefactor de la institución.
Además ayudó a organizar varias
sociedades Bíblicas, inclusive la American Bible Society (1816).
Después de su muerte el 25 de marzo
de 1857, sus hijos continuaron siendo fieles a Dios, por lo que años más tarde
en 1928 y, debido a su creciente internacionalización, la compañía decide
fusionarse con Palmolive-Peet, para luego terminar siendo Colgate-Palmolive.
Sin duda, esto ha dejado una tremenda
enseñanza sobre lo importante que es honrar a Dios con nuestros diezmos, la
fidelidad de Él hacia nosotros, y por consiguiente, poner en práctica nuestra
fe, disciplina y esfuerzo William Colgate le creyó a Dios y a sus promesas y
fue PROSPERADO.
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